Tortilla picante de chorizo

Normalmente en casa, nuestras cenas son ligeras. Que si una sopita, una ensalada y cosas así. Sin embargo hay días, noches mejor dicho, en las que te apetece pecar. Y es entonces que hace unas noches... os cuento.

Fue más o menos así. "No se qué cenar, pero no me apetece ensalada", dije yo. "Pues hazte una tortilla", dijo mi mujer. "Ya, pero es que una tortilla, así, triste y aburrida..." 

Y entonces te vas a la cocina sin muchas ganas y empiezas a mirar "pa to los laos". Miras para un lado, para el otro; abres la nevera, la cierras... ¡¡Tachán!! Ya está, ya lo tengo.

Había mi mujer comprado un choricito que me estaba mirando. Así que no me lo pensé 2 veces. Cogí un trocito como de unos 4 dedos, lo corté en daditos. Directos a la sartén, sin aceite ni nada, sabiendo que el mismo chorizo me daría toda la grasa que necesito.

Pero es que viendo yo cómo se freía el chorizo, me miró mi botellita de aceite picante que guardo yo para las ocasiones especiales, y me dije, "por echar unas gotitas no va a pasar ná". Uiss, las gotas se convirtieron en chorrito, pero ahora ya no tiene remedio, así que me puse a batir con energía un par de huevos y venga, para la sartén.

Vuelta para un lado, vuelta para el otro, el huevo está cuajado, tortilla lista. Le puse un par de panes tostados debajo, cortas la tortilla por la mitad y al plato.

Creo de verdad, y mira que he probado un montón diferentes, que es una de las mejores tortillas que he probado en mi vida. Y me la volveré a hacer cada vez que me apetezca pecar otra vez porque realmente

¡Es una pasada de tortilla!